David Faitelson el periodista de TUDN explicó que debido al jalón previo de Brian Rodríguez sobre Luis Romo fue correcta la decisión del árbitro de no marcar penal en la jugada polémica en el primer tiempo en el partido entre Chivas y América de la ida de los octavos de final de la Champions Cup de la Concacaf.
La regla de la FIFA establece que una infracción que ocurre en el transcurso de una jugada antes de un penalti puede influir en la decisión del árbitro. Según el reglamento, si un jugador comete una falta sobre un adversario en el área, y esa falta afecta directamente la jugada que termina en un penalti, el árbitro debe sancionar la infracción inicial. No obstante, si la falta previa es considerada como no relevante para la jugada que llevó a la infracción penal, o si ha pasado demasiado tiempo entre ambas acciones, la jugada podría no ser penalizada.
En cuanto a las faltas previas, la FIFA también establece que el árbitro tiene la facultad de evaluar si la falta cometida tuvo una influencia significativa en el desarrollo de la jugada que condujo a la infracción penal. Es decir, si un jugador es derribado, pero la falta previa no interfiere de manera significativa en la jugada, no necesariamente se sancionará.
Sin embargo, si una falta se realiza en el momento exacto antes de que se produzca la jugada de penalti, el árbitro deberá detener la acción y sancionar la falta como penalti, siguiendo el principio de justicia y la correcta interpretación de las reglas del juego.
El primer tiempo del juego de ida de los octavos de final de la Champions Cup entre Chivas y América en el Estadio Akron resultó ser un auténtico sopor. Desde el inicio, ambos equipos mostraron una falta de intensidad que hizo que el partido careciera de emoción. Las jugadas no fluían y, aunque ambos conjuntos intentaron tomar el control del balón, las acciones se diluían rápidamente en el mediocampo sin generar oportunidades claras de gol. El ambiente en las gradas también se sintió apagado, reflejando el poco espectáculo que ofrecían los jugadores sobre el terreno de juego.
A lo largo de los primeros 45 minutos, la tensa calma se apoderó del encuentro, sin que ninguno de los dos equipos lograra imponer su estilo de juego. Las jugadas ofensivas eran predecibles y poco arriesgadas, y los porteros apenas tuvieron trabajo. Los errores de pase fueron constantes, y el nerviosismo se hizo evidente en cada intento fallido de crear peligro. El primer tiempo terminó sin ninguna jugada destacada, dejando a los aficionados con la esperanza de que el segundo tiempo traería algo más de emoción y acción.
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