La reciente edición del torneo mexicano ha dejado al descubierto una vez más las fallas estructurales del sistema de competencia. El Play-In, instaurado con la promesa de generar mayor emoción y competitividad, se ha revelado como un mero artificio diseñado para incrementar los ingresos de la Liga MX y la Federación Mexicana de Fútbol (FMF), en detrimento del espectáculo y la calidad del torneo.
Desde su implementación, el Play-In ha sido objeto de críticas por parte de aficionados, expertos y analistas. La principal queja radica en que, en la práctica, ha servido poco para elevar el nivel de juego y ha generado más incertidumbre que emoción. Los equipos que clasifican a esta fase suelen ser aquellos que han demostrado irregularidad a lo largo del torneo y que, en teoría, no merecen un lugar en la Liguilla.
En la última edición, el Play-In volvió a confirmar estas críticas. Los equipos que lograron avanzar a la siguiente ronda fueron los mismos que habrían clasificado de manera directa si se hubiera mantenido el formato tradicional. Esto demuestra que el Play-In no ha cumplido con su objetivo de premiar a los equipos más consistentes y ha sido más bien una lotería que ha beneficiado a los equipos con mayor suerte.
Detrás de la creación del Play-In se esconde un interés económico evidente. Al aumentar el número de partidos, la Liga MX y la FMF obtienen mayores ingresos por derechos de transmisión y patrocinios. Además, el sistema de repechaje permite alargar el torneo y generar mayor expectativa entre los aficionados, lo que se traduce en un aumento de la audiencia y, por consiguiente, en mayores ingresos.
Sin embargo, este beneficio económico se ha logrado a costa de perjudicar la calidad del torneo y la satisfacción de los aficionados. Al alargar el torneo y aumentar el número de partidos, los jugadores se exponen a un mayor riesgo de lesiones y el desgaste físico puede afectar su rendimiento en las instancias decisivas.
La eliminación del ascenso y descenso ha sido otro factor que ha contribuido a la decadencia del fútbol mexicano. Al eliminar la posibilidad de que los equipos de la Liga de Expansión asciendan a la Primera División, se ha reducido la competitividad y se ha limitado la movilidad de los jugadores.
Esta decisión ha beneficiado a los equipos grandes, que ahora tienen garantizada su permanencia en la máxima categoría, independientemente de sus resultados. Por otro lado, los equipos pequeños han perdido la oportunidad de soñar con llegar a la Primera División y han visto limitada su capacidad de desarrollo.
Es evidente que el fútbol mexicano necesita un cambio profundo. La eliminación del Play-In y la reinstalación del ascenso y descenso son medidas urgentes que podrían ayudar a mejorar la calidad del torneo y a recuperar la confianza de los aficionados.
Además, es necesario que la Liga MX y la FMF se enfoquen en desarrollar el fútbol base y en fomentar la competencia entre los equipos. Solo de esta manera se podrá garantizar el crecimiento a largo plazo del fútbol mexicano.
El Play-In ha sido un experimento fallido que ha demostrado ser más un negocio que un beneficio para el fútbol mexicano. La eliminación del ascenso y descenso ha agravado la situación, al limitar la competitividad y reducir las oportunidades de crecimiento para los equipos más pequeños.
Es hora de que la Liga MX y la FMF tomen decisiones valientes y se enfoquen en el desarrollo a largo plazo del fútbol mexicano. La eliminación del Play-In y la reinstalación del ascenso y descenso son medidas necesarias para recuperar la esencia del fútbol y garantizar un futuro más prometedor para este deporte en nuestro país.
21/12/2024
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