Un día como hoy, Brailovsky huía de México, Jémez removía escombros y el regalo más triste que dio Oribe Peralta

Hoy no es un día cualquiera en nuestro país, pues se cumplen 39 años del terremoto de 1985 y 7 del movimiento telúrico que en 2017 volvió a unir a toda una ciudad de más de 20 millones de habitantes y en ambos escenarios el fútbol no quedó de lado y nos dejó historias como las que te contaremos:

Aquella mañana del 19 de septiembre de 1985, América se preparaba para la semifinal del PRODE de dicho año ante el Atlante, estaban concentrados en un hotel al sur de la capital mexicana cuando todo se sacudió, lo que dio como resultado el desastre natural conocido, pero además, la suspensión de dicho cotejo, el cual se prorrogó, pero ya no alcanzaría a llegar una de las máximas figuras americanistas, Daniel Brailovsky.

Te puede interesar:

• Recomendado

  Sisniega confirma que no pueden traer al Real Madrid o al Bayern Múnich para enfrentar a México, los clubes que vendrían

El argentino sufrió tanto impacto por lo acontecido dicha mañana, que sin pensarlo dos veces, viajó a su casa y junto a su esposa salieron de la capital mexicana con destino a Buenos Aires, una salida que se dio sin la autorización del equipo y que le terminaría costando no volver a jugar en nuestro país, además de una sanción de 10 meses por parte de la FIFA.

Pero el tiempo y las placas técnicas nos enseñaron en el 2017 que las coincidencias existen y el fenómeno se repitió, provocando que nuevamente la sociedad mexicana se pusiera de pie por su cuenta, pero no fue una tarea fácil, muchos participaron incluyendo a figuras públicas, entre ellas Jesús Corona y el entrenador de aquel momento de la máquina, Paco Jémez quienes se volvieron virales por ayudar con la repartición de víveres.

Te puede interesar:

• Recomendado

  Florian Thauvin recibirá solo 3.2 millones de euros de la demanda gigante contra Tigres, el peor negocio de la era

El regalo de Oribe Peralta

En dicho terremoto, la nota más triste en el plano deportivo la dio Oribe Peralta, pues dentro de las pérdidas humanas que hubieron en el colegio Rebsamen había un niño aficionado del América, además, era parte de las inferiores del club, por lo que el entonces goleador acudió al lugar de la tragedia y regaló una de sus playeras, deseando que el gesto hubiera podido ser en vida:

“Me hubiera gustado darle la playera en las manos, pero Dios tiene destinadas cosas muy diferentes” comentó el ex goleador para ESPN.