Por Tomás Fernández
Nació en Europa, en la tierra del fútbol, un jugador de padre mexicano y madre inglesa. Desde su infancia tuvo destellos de brillantez, parecía ser la próxima gran promesa del fútbol azteca. Su talento apuntaba para crack, pero se detuvo sin siquiera terminar de arrancar.
A los dos años de edad, viajó a México y a los 13 años comenzó comenzó a jugar al balompié en el Centro de Sinergia Futbolística, en Durango. En su etapa de formación, se llegó a probar en varias academias en el extranjero, se destaca el Liverpool, Chelsea y Arsenal.
Antonio se probó en varias escuadras, pero se terminó uniendo a los Jaguares de Chiapas de la Liga MX en el año 2007. Gracias a este acontecimiento, se convirtió en el segundo debut más joven del campeonato al haberlo hecho con tan solo 16 años de edad.
Tras su primer gol, el cual lo hizo en la Copa Libertadores del 2011 frente al Alianza Lima, empezó a llamar la atención de equipos grandes. Conjuntos como el Chelsea, Arsenal FC, y el Fulham FC de Inglaterra, así como el AS Roma de Italia, buscaron contar con sus servicios.
Al final el Tottenham Hotspur quizo hacerse con sus servicios, pero el mexicano no pasó las pruebas físicas. Posteriormente probó suerte en el Crystal Palace de la segunda división inglesa, pero tampoco tuvo fortuna. Volvió a México, a Monarcas, tampoco le fue bien, luego fue a Cruz Azul, posteriormente a la filial de Cruz Azul, pasó por Costa Rica, incluso fue a probar suerte a Ecuador. Al final no rindió en ningún equipo y colgó las botas a los 30 años en el 2021. Sin lugar a dudas, fue una promesa que nunca arrancó.
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