Por Carlos Pérez
Sin duda los caminos de la vida no son como uno lo esperan, o más o menos así decía una canción. El fútbol parece ser una ruleta de la suerte, en donde parecen alinearse varias condiciones para que el talento y la dedicación de un jugador de fútbol llegue a puntos inimaginables, a equipos con los que jamás se pensó desde que se iniciaron dentro del deporte.
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De hacer hamburguesas en una sucursal de McDonald's en Brasil para solventar el gasto familiar a ser un jugador titular en Pumas siendo compañero de una de las leyendas del fútbol brasileño. Estamos hablando de Diogo de Oliveira, jugador auriazul que tiene una particular e interesante historia de vida.
Más allá de las moralejas de la superación persona, es interesante cómo una carrera de un futbolista va por caminos que son prácticamente imposibles de predecir. Imaginemos aquella etapa en la que Diogo trabajaba en McDonald's ¿pensará que en un futuro no muy lejano jugaría en un equipo mexicano junto a Dani Alves?
El dar un repaso a la crónica de un futbolista es fascinante, pues más allá de ver el punto del éxito como lo único que vale la pena, es restarle todo el camino por el que pasó. Y a veces en muchas de las ocasiones, es más interesante el camino que el punto de llegada, y parece serlo en este caso con Diogo.
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