Por Julio Salas
Como parte de los refuerzos que Ricardo Peláez se ha esmerado en consumar en aras de la fortificación de la defensa y el ataque rojiblanco, ha traído al joven capitalino que se desempeñaba como lateral en Pumas, Alan Mozo. Sin embargo, la llegada de Mozo no ha sido tan provechosa como él, Peláez o la afición lo hubieran pensado.
Y es que, con justa razón, con la pasión que le caracteriza a un joven de 25 años como Mozo, con todas las ganas de comerse el mundo y la energía de sobra para lanzarse a hacerlo, Mozo pensaba que llegaría a Chivas a jugar todos los partidos, los 90 minutos y que tenía su participación asegurada, pero no fue así.
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Las cosas no solamente en Chivas, sino en la vida, no se sirven en bandeja de plata, se tiene que salir a buscarlas y peleársele con otros mil que buscan lo mismo que vienen, incluso, más preparados o experimentados que tú; y eso es algo que Alan Mozo, en la inocencia de su edad, ha aprendido a ver por las malas en esta experiencia.
La molestia surgió de manera definitiva y sin poder ocultarlo, el sábado pasado, cuando Mozo no tuvo participación alguna en el juego del chiverío contra su ex equipo; Mozo lleva ya acumulados 3 juegos sin jugar, los mismos que lleva Chivas sin perder. Su lugar ha sido tomado por el Chapo quien, a pesar de su edad, cuenta con l experiencia necesaria para la posición.
Tras su molestia de la semana pasada, la directiva intervino y le explicó que tuviera paciencia, que no pierda sus esfuerzos y que, eventualmente, conseguirá la titularidad. Le explicaron que es joven y que cuando la tenga, la tendrá por años, siempre y cuando sea constante y no se deje llevar por impulsos de impaciencia o arrogancia.
22/11/2024
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