Por Arturo Soto
Sin duda uno de los principales motivos por los que se escogió a Qatar como sede de la Copa del Mundo de 2022 a pesar de no tener alguna tradición deportiva fue por la propuesta de emblemáticos y lujosos estadios que se prometieron y terminaron construyendo para la celebración de la justa, aunque algunos son más particulares que otros.
Tanto Grecia para los Juegos Olímpicos de 2004 como Brasil para el Mundial de 2014 tuvieron serios problemas endeudándose para construir inmuebles para los cuales después no tenían forma de recuperar la inversión al tratarse de lujosos recintos que no tenían utilidad y terminaron, en la mayoría de los casos en el país europeo, en las ruinas o incluso abandonados.
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No obstante, los qatarís resolvieron ese problema en la construcción del estadio 974 -donde México disputará su primer partido ante Polonia- pues haciendo homenaje a la tradición portuaria del país, transportaron los materiales en contenedores de barco que después se reutilizaron para formar la estructura del estadio que se puede apreciar desde afuera.
Lleva ese nombre porque es la cantidad de contenedores utilizados y porque es la lada internacional del país de Medio Oriente, teniendo como otra particularidad que una vez que se termine la justa deportiva, el estadio será nuevamente desarmado y sus materiales serán utilizados en otros proyectos, aunque de todas formas costó una inversión de 230 millones de dólares para montarlo.
La cifra parece estratosférica aunque se reutilicen los materiales considerando que el 974 solo albergará siete partidos, seis de fase de grupos incluyendo el primero de la Selección Mexicana por el grupo C y uno de octavos de final.
23/11/2024
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