Fue fichado como figura para el América, ahora acude a una iglesia y es seguidor de Cristo

Narciso Mina, un nombre que en su momento generó altas expectativas en el fútbol mexicano, llegó al Club América con el cartel de goleador. Sin embargo, su paso por el equipo azulcrema estuvo lejos de ser exitoso, convirtiéndose en una figura polémica y, para muchos, en el villano del bicampeonato.

El América, uno de los clubes más grandes y populares de México, fichó a Narciso Mina con la esperanza de que se convirtiera en el goleador que el equipo necesitaba. El ecuatoriano venía de tener destacadas actuaciones en su país, y se esperaba que su olfato goleador se trasladara al fútbol mexicano.

Sin embargo, la realidad fue muy diferente. Mina nunca logró adaptarse al estilo de juego del América, y su rendimiento en el campo fue muy pobre. Su falta de gol y su irregularidad en el juego lo convirtieron en blanco de críticas por parte de la afición y la prensa deportiva.

El punto más bajo de su paso por el América llegó en la final del torneo Clausura 2013 contra León. Mina falló un gol cantado en el partido de ida, y su error fue determinante para que el América perdiera la final y se quedara sin el bicampeonato.

A partir de ese momento, Mina se convirtió en el villano para muchos aficionados del América. Su imagen quedó marcada por ese error, y su paso por el club azulcrema se convirtió en una pesadilla.

El retiro y una nueva vida, lejos del fútbol

Tras su paso por el América, Mina continuó su carrera en otros equipos, pero nunca volvió a recuperar el nivel que mostró en Ecuador. Finalmente, decidió retirarse del fútbol profesional y comenzar una nueva vida.

En la actualidad, Mina se dedica a realizar labores espirituales en una iglesia en Guayaquil, Ecuador. Ha encontrado en la religión una nueva pasión, y se siente feliz y realizado con su trabajo.

A pesar de su retiro, Mina sigue ligado al mundo del fútbol. Es invitado con frecuencia a programas deportivos en Ecuador, donde comparte sus opiniones y experiencias.

Su paso por el América, aunque amargo, le dejó muchas enseñanzas. Mina reconoce que cometió errores, pero también aprendió de ellos. Su experiencia en el fútbol mexicano le sirvió para crecer como persona y como profesional.

Pagaba para que le den pases gol

El paso de Narciso Mina por el América dejó un recuerdo agridulce en la afición azulcrema. Su llegada generó grandes expectativas, pero su rendimiento en el campo fue muy pobre.

Sin embargo, Mina también dejó momentos de alegría. Marcó algunos goles importantes, y su entrega en el campo fue incuestionable. En ese contexto, en diálogo para Fútbol sin Casette, el jugador contó que pagaba a sus compañeros, por cada asistencia que le daban.

La historia de Narciso Mina es un ejemplo de superación. A pesar de las dificultades que enfrentó en su carrera, nunca se rindió. Siguió luchando por sus sueños, y finalmente encontró la felicidad en su nueva vida.

Mina es un ejemplo para muchos jóvenes futbolistas que sueñan con llegar a la cima. Les demuestra que el fútbol no lo es todo, y que hay vida después del retiro.